
De acuerdo a un informe del Fondo Monetario Internacional, las percepciones del panorama económico mundial son positivas, en gran parte, gracias a las modificaciones en la política fiscal de los Estados unidos de América que, se cree, llevará al crecimiento positivo, por lo menos, hasta 2020.
El crecimiento en el producto mundial fue de 3,7% en 2017, mayor por 0,1% puntos que las proyecciones hechas en 2016, por lo que, teniendo en cuenta las mencionadas políticas norteamericanas, se prevé que este crecimiento siga en alza para 2018 y 2019 hasta 0,2%, alcanzando un 3,9%.
El FMI aconseja aprovechar este momento para realizar reformas que apalanquen un crecimiento inclusivo de los Estados.
Redacción INCP a partir del informe publicado por el FMI
Para mayor información, puede revisar el informe titulado “Perspectivas de la Economía Mundial: Actualización – Enero de 2018” del Fondo Monetario Internacional.
Perspectivas de la Economía Mundial: Actualización – Enero de 2018
Perspectivas más halagüeñas, optimismo en los mercados, retos futuros
- La actividad económica mundial sigue fortaleciéndose. Se estima que el producto mundial aumentó 3,7% en 2017; es decir, 0,1 puntos porcentuales más rápido que las proyecciones publicadas en otoño y ½ punto porcentual más que en 2016. Este repunte del crecimiento es generalizado, y fue sorpresivamente marcado en Europa y Asia. Las proyecciones del crecimiento mundial para 2018 y 2019 han sido revisadas al alza en 0,2 puntos porcentuales, a 3,9%. Esta revisión refleja la intensificación del ímpetu mundial y el impacto que se prevé que tengan los cambios de la política tributaria en Estados Unidos recientemente aprobados.
- Se prevé que las modificaciones de la política tributaria estadounidense estimularán la actividad; el impacto a corto plazo en Estados Unidos será consecuencia, más que nada, de la respuesta de la inversión a los recortes de las tasas impositivas aplicadas a las empresas. El efecto estimado en el crecimiento del país será positivo hasta 2020, para cuando ascenderá acumulativamente a 1,2%, si bien hay un rango de incertidumbre en torno a este escenario central. Debido a la naturaleza temporal de algunas de sus disposiciones, el programa de políticas tributarias reducirá el crecimiento durante algunos años a partir de 2022. Los efectos del programa en el producto de Estados Unidos y sus socios comerciales contribuirán alrededor de la mitad de la revisión acumulativa del crecimiento mundial durante el período 2018–19.
- Los riesgos para las perspectivas mundiales de crecimiento parecen estar ampliamente equilibrados a corto plazo, pero continúan inclinándose a la baja a mediano plazo. Del lado positivo, el repunte cíclico podría resultar más vigoroso a corto plazo a medida que el repunte de la actividad y la distensión de las condiciones financieras se refuercen mutuamente. Del lado negativo, las elevadas valoraciones de los activos y la fuerte compresión de las primas por plazo plantean la posibilidad de una corrección en los mercados financieros, que podría asestar un golpe al crecimiento y a la confianza. Una de las causas posibles es un aumento más rápido de lo esperado de la inflación subyacente y las tasas de interés de las economías avanzadas a medida que se acelere la demanda. Si permanece el fuerte nivel de confianza en los mercados internacionales y la inflación se mantiene apagada, las condiciones financieras podrían continuar siendo favorables a mediano plazo y conducir a una acumulación de vulnerabilidades financieras tanto en las economías avanzadas como en las de mercados emergentes. Entre otros riesgos a la baja, cabe mencionar las medidas aislacionistas, las tensiones geopolíticas y la incertidumbre política observada en algunos países.
- El actual repunte cíclico ofrece una oportunidad ideal para llevar adelante las reformas. Implementar reformas estructurales encaminadas a estimular el producto potencial y lograr un crecimiento más inclusivo son prioridades comunes a todas las economías. En un entorno caracterizado por el optimismo de los mercados financieros, es imperativo asegurar la resiliencia financiera. La debilidad de la inflación hace pensar que muchas economías avanzadas aún tienen capacidad ociosa, y la política monetaria debería conservar la orientación acomodaticia. Por otro lado, el renovado ímpetu del crecimiento significa que la política fiscal debería guiarse cada vez más por los objetivos a mediano plazo de garantizar la sostenibilidad fiscal y reforzar el producto potencial. La cooperación multilateral sigue siendo vital para garantizar la recuperación mundial.
Ver: Perspectivas de la Economía Mundial
Tomado del informe “Perspectivas de la Economía Mundial: Actualización – Enero de 2018”, del FMI.