Objetivos del Auditor de Información Financiera


Pareciera bastante sencillo nombrar los objetivos de un auditor al ejecutar su trabajo, en particular, si el mismo corresponde a auditoría financiera. En términos generales y de acuerdo con la Norma Internacional de Auditoría 200, el auditor procura obtener un grado de seguridad razonable, sobre si los estados financieros están o no libres de errores materiales, emitir una opinión conforme al marco de información empleado como referencia y cumplir los requerimientos profesionales o legales que le son aplicables.

Al recibir la información financiera, subyace la idea de que la misma está debidamente preparada por las instancias correspondientes de la entidad u organización que la somete a examen. Así mismo, que en su preparación se ha tenido la debida diligencia en cuanto al control interno aplicable y se han respetado las normas y prácticas de un marco de referencia aplicable a la información auditada.

El auditor busca, además de la colaboración que se espera en desarrollo de su trabajo, la confirmación, de parte del responsable de la información, acerca de haber cumplido con su responsabilidad frente a la misma y en ese sentido, solicita una manifestación expresa sobre este asunto.

Ahora bien, suponiendo que el preparador de la información ha cumplido su parte. ¿Qué requiere el auditor para cumplir la suya? Hay unos requerimientos mínimos – que podrían ser predicables a cualquier actividad profesional -, tales como la ética (debería darse por descontada), el escepticismo y el juicio profesional. También está el tema del riesgo y del cumplimiento de las normas profesionales.

Y aunque no debería ser necesario escribir sobre ello, ¿que se requiere respecto de la ética? Es menester anotar que el auditor, normalmente contador público cumple labores de interés público. Este hecho por sí solo, demanda las más altas calidades personales. Para cumplir apropiadamente, debe gozar de una amplia competencia profesional. Y en virtud de la amplia variedad de compañías a las cuales presta sus servicios, se requiere de una constante y dinámica preparación en diferentes campos del saber. También se requiere que trabaje con debida diligencia, esto es, prestar la atención requerida en el actuar. Están presentes así mismo, los conceptos de integridad, objetividad e independencia en la conducta ética del auditor, que como se mencionó no deberían ser exclusivas del auditor, sino de cualquier persona, en general. Es de particular importancia el tema de la independencia, pues el auditor no debe dejarse influenciar en su juicio y debe tomar la suficiente y requerida distancia sobre el objeto de su análisis.

El escepticismo profesional es uno de los pilares sobre el cual se construye la auditoría. No se trata de desconfiar de todo y de todos. Es mantener un sano cuestionamiento y sobre esa base, contar con elementos para ejecutar la labor de auditoría. No hay que descuidar las particularidades y las circunstancias de cada situación, de manera que se afecte el escepticismo.

Respecto del juicio profesional, es importante hacer algunas anotaciones. Acá adquiere importancia la experiencia, la formación, el trabajo en equipo, la visión interdisciplinaria.  Hay casos en que el trabajo de auditoría, en virtud de su especialidad, trasciende el conocimiento del auditor, por lo que se requiere recurrir a expertos, para complementar el trabajo. Merece atención así mismo, la documentación del trabajo, pues permite hacer seguimiento y evaluar los resultados obtenidos. Existe, en la literatura técnica y profesional abundante material al respecto. Tal vez lo importante es que, bajo el examen de otro profesional, sea posible comprender el trabajo ejecutado al revisar la documentación.

Fuente: Iván Rodríguez – Auditool

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