Definición y principales tipos de diversificación empresarial
La diversificación es una de las estrategias más empleadas por las empresas cuando se trata de ampliar su horizonte de mercado. En este sentido, diversificar es sinónimo de expansión, crecimiento, inversión y apertura.
Por lo general, las empresas que apuestan por la diversificación buscan nuevos nichos de mercado o posibilidades comerciales. Esto puede estar motivado por varias razones, que van desde las oportunidades de crecimiento corporativo hasta la puesta en marcha de planes de reestructuración interna.
Sea cual sea el motivo, lo cierto es que diversificar implica enfocarse en aquellas zonas de los espectros comerciales que se encuentran fuera del alcance de las empresas y que, tras un estudio previo, suponen una oportunidad de negocio.
Una empresa puede ingresar en dichas zonas comerciales cuando apuesta por nuevos productos, cuando les da un nuevo enfoque a los ya existentes o, simplemente, cuando apuesta por atraer a otros grupos de consumidores.
¿Qué tipos de diversificación se conocen?
En un primer momento, las empresas tienen dos opciones para poner en marcha un plan de diversificación. La primera, que es la más empleada por numerosas compañías de varios sectores, consiste en realizar una inversión propia para tratar de llegar a ese espectro comercial nuevo o capturar a un grupo específico de clientes.
Las inversiones pueden verse reflejadas en la adquisición de nuevas infraestructuras, maquinarias o la compra de insumos y materias primas.
La segunda opción es más común entre los grandes grupos empresariales. Se trata de adquirir total o parcialmente a otra empresa que opere en un sector complementario o distinto al de la empresa que realiza la compra. Esta operación garantiza que el capital se diversifique independiente de si las marcas se fusionan o no.
Por ejemplo, un canal de televisión especializado en noticias puede diversificarse si adquiere a una programadora que se dedica a la realización de contenidos culturales. No sólo tendrá más posibilidades de llegar a nuevos segmentos de la audiencia, sino que además habrá invertido su capital en otros frentes.
Diversificación relacionada y no relacionada
Este último ejemplo sirve para ilustrar las dos principales clases de diversificación que existen en función de la actividad comercial:
- Relacionada:
Como su propio nombre indica, la diversificación relacionada es aquella que busca combinar dos o más actividades que guarden algún tipo de relación. Sin embargo, no sólo se trata de actividades similares, como en el caso del canal de televisión; también implica que las actividades tengan algún tipo de compatibilidad tecnológica, comercial o productiva. Lo esencial en este tipo de operación es que las dos acciones den mejores resultados que los que darían por separado. Por lo general, las empresas que recurren a este tipo de plan de diversificación lo hacen tras haber detectado una oportunidad de negocio en su respectivo mercado.
- No relacionada:
Es el caso contrario a la relacionada. Las nuevas actividades por las que apuestan las empresas son completamente nuevas para su filosofía y no guardan ninguna relación con los productos o servicios que ha ofrecido hasta el momento. Se trata de la estrategia de aquellas marcas que deciden invertir en espectros comerciales con los que no tienen ninguna familiaridad. Las operaciones de diversificación no relacionada suponen un mayor nivel de riesgo, aunque quienes las llevan a cabo tienen el capital y los recursos suficientes para mitigar dichos riesgos. Numerosos grupos empresariales en el mundo se han constituido a base de este tipo de diversificación comercial.
Principales estrategias de diversificación
La diversificación es un proceso que depende de varios factores. Cada empresa tiene unos objetivos que le impulsan a emprender un plan de este tipo. Dichos objetivos son el rasgo distintivo en cada caso. Por ejemplo, una empresa de coches no perseguirá los mismos propósitos que una cadena de panaderías.
Por sus numerosas implicaciones y efectos, la diversificación no puede decidirse de la noche a la mañana. Tiene que estar justificada por un análisis previo de la situación y plasmarse en un plan específico.
Entre otras cosas, el plan de diversificación debe describir la manera en que se aplicará tal operación. A este elemento se le conoce como la estrategia de diversificación, que en términos generales puede ser llevarse a cabo de las siguientes maneras:
- Horizontal:
En este modelo de diversificación, la empresa pone a la venta productos nuevos y en mercados que guardan relación con el espectro comercial en el que opera la empresa. Cambian los formatos, pero no el enfoque.
- Vertical:
En estos casos, las empresas entran de lleno a la elaboración de productos a los que antes accedía tras operaciones en el mercado. Es decir, en cierta manera se convierte en su propio cliente o proveedor. No es necesario que salga en busca de dichos productos, pues ya forman parte de su cadena productiva.
- Concéntrica:
La diversificación concéntrica consiste en la producción de nuevos productos, casi siempre dentro de la misma línea de los que ya existían. Por ejemplo, una marca de refrescos de menta puede ampliar su gama productiva tras lanzar la misma bebida con sabores a limón, naranja y melocotón.
- Conglomerada:
Esta categoría también supone la elaboración de nuevos productos, aunque con la diferencia de que éstos no guardan ninguna relación con los tradicionales. La diversificación conglomerada encaja bien dentro del modelo no relacionado y es propia de grupos empresariales de gran tamaño y envergadura.
Beneficios de la diversificación empresarial
Son varias las ventajas que la diversificación le ofrece a las empresas, entre las que destacan:
- Introducción en nuevos mercados: las posibilidades de negocio aumentan y también la probabilidad de beneficios económicos.
- Diversificación del riesgo: las empresas que centran sus inversiones en un solo sector, tienen más riesgo de pérdidas en situaciones de crisis o ante las amenazas propias de su actividad comercial.
- Aprovechamiento de recursos: algunas veces, las empresas no sacan todo el provecho a sus recursos productivos. La diversificación puede ser una buena opción en este sentido.
- Mayor presencia de las marcas: diversificar implica ingresar en espectros comerciales a los que hasta entonces no se ha accedido. Cuando esto pasa, las empresas ganan en presencia y, si los resultados son los esperados, consolidan su posicionamiento en el nuevo mercado.
Fuente: Harvard Deusto – EAE Business School