Decisiones empresariales y dilemas éticos – México

Decisiones empresariales y dilemas éticos – México

  • La situación actual del país exige un compromiso por parte de los empresarios hacia la comunidad, el cual puede transformarse a futuro en la solución de conflictos a través de una actitud proactiva.

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Vivimos tiempos complejos en México y el mundo. Problemas como el crimen organizado, la desigualdad, la pobreza, el cambio climático, la corrupción, la crisis de seguridad, entre otras situaciones, exigen que todos los miembros de la comunidad se comprometan con un verdadero cambio social en aquello que esté a su alcance, dentro del ámbito de su competencia personal o institucional.

Este compromiso incluye lógicamente a la actividad empresarial, pues las organizaciones y las empresas pueden convertirse en parte de la solución, para no ser simplemente observadores externos de los problemas del país, como ha señalado recientemente Gerardo Gutiérrez Candiani, Presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), al presentar el Código de Integridad y Ética Empresarial propuesto por ese organismo.

Para enfrentar los retos y riesgos que hoy las empresas tienen ante sí, no basta con una preparación meramente técnica o disciplina que garantice una gestión eficiente, pues ser socialmente solidario exige una actitud proactiva respecto a la resolución de problemas antes mencionados, asumiendo una visión estratégica que ponga como meta la creación de valor compartido para todos los grupos de interés de la organización: los inversionistas, el consejo de administración, los gerentes, los trabajadores, los proveedores, los consumidores, la competencia, los organismos públicos, así como la sociedad en general. Según el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), asumir tal meta es lo que puede dar viabilidad y legitimidad a la actividad empresarial.

Esta orientación estratégica hacia la responsabilidad no elimina la necesidad de aprender a enfrentar las problemáticas que se dan en el día a día de la operación, que pueden dar lugar a conflictos de valores o generar verdaderos dilemas éticos. Situaciones como la evasión fiscal, los conflictos de interés, la falta de seguridad laboral, el mal uso de los datos personales, el abuso del consumidor, la falta de calidad en los productos, la corrupción, los problemas financieros, entre otros, son riesgos organizacionales ante los que el empresario debe saber responder con un sentido ético, considerando las consecuencias y las diferentes aristas que implica cada situación y no simplemente apegándose a principios de una moralidad convencional que reduce lo bueno y lo malo a no mentir, a ser honestos, puntuales y responsables, a tener valores o a devolver la cartera que nos encontramos en la calle.

La capacidad de tomar decisiones responsables y solidarias para asumir los riesgos empresariales que pueden derivar en dilemas éticos es una competencia que las mujeres y los hombres de negocios deben desarrollar, pues toda su actividad debe responder no solo al objetivo de la maximización de los beneficios, sino también a un sentido ético y social.

De esta forma, la actuación de las empresas adquiere legitimidad y demuestra el compromiso del empresariado para ser parte de la solución, dentro de sus posibilidades y en su ámbito de competencia, de los grandes problemas sociales que nos aquejan.

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Fuente: eleconomista.com.mx

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