A pesar de su mala fama tienen su utilidad, ¿para qué sirven los derivados?

A pesar de su mala fama tienen su utilidad, ¿para qué sirven los derivados?

La visión generalizada existente de los futuros y otro tipo de derivados financieros es que son productos extremadamente peligrosos. Y no es para menos, la quiebra de Long Term Capital Management, Enron o bien las actuales dificultades que atraviesa el Deutsche Bank, han generado muy mala prensa sobre el uso de los derivados.

Sin embargo, olvidamos su naturaleza, la gestión del riesgo… Los derivados son puramente instrumentos financieros que formalizan un contrato cuyos términos se fijan en el presente pero la transacción se realiza en el futuro y cuyo valor se deriva de un activo negociado en el mercado al contado (también conocido como mercado cash o spot) que será el activo subyacente.

Por ejemplo, si hacemos referencia al futuro del crudo, el activo subyacente sería el crudo negociado en el mercado al contado.

Los activos subyacentes pueden ser muy variados… De hecho, las primeras operaciones con derivados se utilizaron bienes como el arroz, los bulbos de tulipanes o el trigo. Ya en el siglo XVII, en el comercio de bulbo de tulipanes en Holanda y en el comercio de arroz en Japón, se utilizaban estos contratos a plazo.

Pero… ¿Para qué sirven los derivados?

La función principal de un derivado financiero es la gestión del riesgo… Eso sí, en la gestión del riesgo implica que éste pueda reducirse o aumentarse (Deutsche Bank ha decidido dispararlo hasta 54,7 billones de euros, el 13% de los derivados globales).

Los especuladores persiguen la exposición al riesgo para verse beneficiados de la variación en precio del activo subyacente, que tendrá un efecto apalancado en su inversión. Esta exposición puede ser alcista del subyacente (posiciones largas) o bien bajista (posiciones cortas), según expectativas.

Por su parte, los llamados coberturistas, son aquellos agentes que persiguen minimizar el riesgo de mercado (volatilidad de precios) de un determinado activo para traspasarlo a alguien que tenga una predisposición a aceptar ese riesgo.

Con ambas figuras, identificamos que la figura del especulador es imprescindible para este mercado ya que dota de liquidez a los coberturistas para la formalización de su contrato y que éstos puedan gestionar el riesgo de la volatilidad de un activo, formando la contrapartida a sus expectativas.

En último lugar, tenemos otra figura quizá algo menos conocida, los arbitrajistas. Éstos persiguen la utilización de derivados para explotar la diferencia de desajuste entre diferentes mercados de derivados o bien instrumentos derivados y los precios sobre el mercado al contado de los activos subyacentes.

De los forwards a los futuros, la mejora de los contratos

En primer lugar surgieron las operaciones a plazo o también conocidos como forwards que fueron los primeros derivados de la historia. Con este tipo de contratos tanto el productor como la contraparte conseguían pactar un precio sobre la mercancía y una fecha de entrega en el futuro.

La gran ventaja era que el productor, de manera independiente a la evolución del precio ya sabía el total de la venta y podía gestionar de mejor manera su actividad, mientras que la contraparte se aseguraba la entrega del producto en cuestión.

Sin embargo, con los forwards aparecieron varios problemas… No existía un lugar de encuentro entre las partes, el riesgo de insolvencia o incumplimiento del contrato y el riesgo de iliquidez, es decir, que el productor no pueda formalizar con nadie un contrato de venta de su mercancía a una fecha futura.

Por ello, nacieron los mercados de futuros como empresa (el holding BME en el caso de España) que se caracterizaba con la estandarización de contratos para que las partes no tuvieran que pactar cada punto de cantidad, calidad fecha de vencimiento y lugar de entrega de la mercancía.

Otro punto importante de los mercados de futuros es la Cámara de Compensación que se interpone entre las partes haciendo de contraparte jurídica en las transacciones, siendo la parte vendedora para el comprador y la compradora para el vendedor. Ello permite la seguridad de que pase lo que pase se cumplirá el contrato.

Otro punto a destacar son las garantías, lo que implica un depósito de garantías con una garantía inicial para abrir el contrato y una garantía de variación para hacer frente a la liquidación de las pérdidas y ganancias diariamente.

Un ejemplo de cobertura para un productor de la economía real

Normalmente se tiende a pensar que el uso de los derivados se limita a los grandes inversores pero no, los productores de aquellas mercancías con amplios volúmenes de negociación como el trigo, la avena, el maíz, azúcar y demás tienen en el mercado de futuros una oportunidad para la gestión del riesgo de mercado de su actividad económica.

Supongamos un productor local de carne de ternero cree que el precio de la carne bajará. Observa que al no llover y generarse una sequía, llevará a un aumento del sacrificio de éstos animales ya que la alternativa del pienso implica mayores costes para el productor. Este aumento de los sacrificios implicará una sobreoferta que finalmente quedará repercutido en una bajada de precio de la carne.

A partir de la identificación de ese riesgo, el productor puede no hacer nada (decisión activa de riesgo) o bien gestionar su riesgo mediante el uso de derivados financieros. Por ello, el productor se dirige al mercado de futuros para realizar la venta de futuros, lo que implicará que habrá una contrapartida de compra o posición larga con diferentes expectativas que el productor, el especulador.

Antes del vencimiento del contrato, imaginemos que el productor ha acertado en su estimación sobre el precio y finalmente el precio del futuro de la carne de res ha bajado, al igual que el precio al contado. En ese momento, el productor tiene dos opciones: Ir a vencimiento del contrato o bien cerrarlo, mediante la compra de los mismos contratos de futuros que los que había vendido.

Lo normal es que el productor local de carne cierre su posición y con los beneficios de la venta de futuros compense las pérdidas generadas por la venta en su mercado local. En el supuesto contrario debería hacer frente al compromiso de entrega que estipula el mercado de contrato que supone una complicación adicional.

¿Cómo se hace una cobertura en activos financieros?

Para los inversores, las coberturas se basan en utilizar los derivados para proteger su cartera ante el riesgo de mercado de caídas mediante posiciones cortas. Para ello, se debe conocer un concepto, la Beta ponderada de la cartera, es decir, la sensibilidad de la cartera frente al índice de referencia. Ésta se obtendrá mediante las ponderaciones de la Beta de los valores que lo componen.

Utilizaremos un ejemplo para entenderlo mejor… Imaginemos que tenemos una cartera valorada por 40.000 euros con los siguientes valores y las Betas a un año correspondientes:

  • BBVA: 10.000 euros (25% cartera); Beta 1,25.
  • Dia (empresa española): 15.000 euros (37,5% de la cartera); Beta: 0,58.
  • Gas Natural: 8.000 euros (20% de la cartera); Beta: 0,87
  • Telefónica: 7.000 euros (17,5% de la cartera); Beta: 1,09

Por lo tanto, la Beta de nuestra cartera de inversión será la ponderación de las Betas de los correspondientes valores:

(1,25 x 0,25) + (0,58 x 0,375) + (0,87 x 0,20) + (1,09 x 0,175) = 0,8947.

Dado que Beta es menor que uno, la cartera tendrá una sensibilidad menor a las variaciones del selectivo bursátil de referencia, en este caso, el Ibex 35. Es decir, si el Ibex 35 se mueve un punto porcentual al alza o la baja, nuestra cartera se movería un 0,8947% en la misma dirección.

Ahora viene el paso del cálculo de la Ratio de Cobertura ante un riesgo de caída… Para ello debemos fijarnos en la cotización del futuro del futuro del índice de referencia, el Ibex 35. Imaginemos que en este supuesto, el futuro del Ibex cotiza a 8.805 puntos. Para saber cuántos contratos debemos de vender para proteger nuestra cartera aplicamos la siguiente fórmula:

Ratio Cobertura = Inversión cartera x Beta Cartera / Precio futuro sobre el índice de referencia (cotización x múltiplo del futuro del contrato).

Revisémoslo… 40.000 euros x 0,8947 / 8.805 puntos x 1 euros (múltiplo del futuro Mini Ibex) = 4,065 contratos. Dado que los contratos son estandarizados optaremos por la venta de 4 contratos de futuros sobre el Mini Ibex para la cobertura de la cartera.

Utilizamos el contrato del Mini Ibex dado que el múltiplo por cada punto de variación es 1 euro. En el supuesto de utilizar el futuro del Ibex 35, cuyo múltiplo por punto es 10 euros, la Ratio de Cobertura de nuestra cartera sería del 0,406 y no se podría hacer una cobertura efectiva.

Llevando a cabo la cobertura, nos permitirá gestionar el riesgo de mercado, obteniendo beneficios de la posición corta que compensen, en gran medida, la pérdida de valoración de nuestra cartera. También hay que decir que ante subidas bursátiles, lógicamente el inversor se vería perjudicado ya que la revalorización de la cartera quedaría depreciada por la cobertura.

Fuente: El blog Salmón

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