Aclaraciones pertinentes para empresas con diversos fines ahora que se aproxima la reforma tributaria
Las empresas desde su creación fijan sus objetivos y la necesidad por la cual esta ha surgido como un negocio; ocasionalmente, ellas amplían su espectro para solventar algunas otras necesidades de los clientes que manejan. Esto hace que se desvíen de su propósito o fin fundamental y, en términos generales, una situación así podría desequilibrar la ecuación general de la economía referente a la oferta y la demanda. Dichas aclaraciones deben tenerse en cuenta puesto que la reforma tributaria se aproxima cada vez más, y dado que para las empresas es bastante relevante e igualmente el impuesto al valor agregado relacionado a los hábitos de la demanda, porque dependiendo del bien, el activo, tipo de producción o servicio el impuesto se cuantificará y se definirá.
Redacción INCP a partir de artículo publicado por Portafolio – Por Francisco Montes
Para mayor información, puede referirse al artículo titulado “Empresas, consumo y tributaria” de la fuente Portafolio – Por Francisco Montes.
Empresas, consumo y tributario
Dada la proximidad de la reforma tributaria y considerando que un punto álgido es el tributo que deben aportar las empresas como también el impuesto al valor agregado asociado a los hábitos de la demanda, es necesario tener claridad conceptual sobre algunos aspectos. Así lo considero, puesto que según el activo, el bien, servicio o tipo de producción, asimismo se determinará y cuantificará el impuesto.
Las empresas tienen diversos fines y por tal motivo pueden salirse del propósito fundamental, el cual no debe ser otro que producir para cubrir necesidades de la población. Ubicarse por fuera de esta misión desarticula la ecuación de equilibrio general en la economía: oferta es igual a demanda.
El concepto de consumo se ha generalizado al punto que incluyen, sin distinción, los bienes en la ecuación de la demanda, dejando de lado criterios mínimos como las preferencias sobre el conjunto de bienes, que son adquiridos de acuerdo a necesidades personales, la relación de sustitución entre bienes al interior del conjunto e incluso la existencia los innumerables niveles de presupuesto. Estos criterios contemplan la racionalidad que denota la relación inversa que hay entre precio y demanda. No obstante, hay casos donde existen personas que consumen bienes, siempre y cuando presenten incrementos en sus precios; pero bueno, son anomalías por fuera de la racionalidad de la demanda.
Con respecto a las compañías es importante considerar, ¿qué es una empresa? Lo anterior, toda vez que es adecuado identificar cuál fue la motivación que dio origen a su conformación. Puede ser: producir riqueza a nivel familiar o personal, generar desarrollo económico, satisfacer servicios de acuerdo a las necesidades sociales, cubrir lo que el Estado no alcanza a satisfacerle a la población –o tal vez, en su defecto, son el resultado de ineficiencias del Estado–, espíritu de libertad e independencia de algunas personas que no se ubican dentro del concepto de clase asalariada, garantizar un trabajo a sus propietarios como solución al desempleo, generar dividendos a partir del trabajo de unos para que otros, al final de un periodo contable reciban el excedente y oportunidades de mercado con expectativas de altos ingresos.
Para el economista Thomas Piketty, el capital es el principal activo sobre el cual se debe imponer un tributo. Llega a esta conclusión toda vez que la historia confirma que el capital tiene el mayor rendimiento con respeto a otras variables económicas, y es precisamente desde aquí donde se generan las anomalías que impulsan las brechas sociales. ¿Fue considerada esta premisa en la futura reforma?
Comentado lo anterior, llego al mismo punto que he cuestionado cada vez que se anuncia una reforma tributaria: ¿es para cubrir déficit fiscal, proteger empresas o sectores, ajustar mala planeación presupuestal o construir sendas de crecimiento sostenible?
Fuente: Portafolio – Por Francisco Montes