Eficacia y eficiencia en auditoría – El reto de actuar con equilibrio
Si deseamos ser productivos y crecer en nuestro trabajo, resulta de vital importancia considerar una dimensión más amplia y equilibrada de nosotros mismos como profesionales integrales, de tal suerte que busquemos actuar con eficacia y eficiencia de una manera integral.
Enfoque hacia la persona
En ocasiones se confunden ambos términos y se le da el mismo significado; sin embargo, las diferencias son vitales para nuestro desarrollo profesional. Podemos actuar eficientemente sin eficacia y actuar eficazmente sin eficiencia, por lo que el reto en este sentido es la conciencia de actuar con equilibro.
Eficiencia: la tarea es su foco
Es la relación entre los recursos utilizados en un proyecto y los logros conseguidos con el mismo. Por ejemplo, si realizamos en 10 horas la misma cantidad de trabajo que acostumbramos hacer en 12 horas fuimos eficientes, ya que, en este caso, usamos el recurso del tiempo de una mejor manera. Es la capacidad de realizar o de cumplir adecuadamente una función.
La eficacia, el objetivo es su foco
Se define como el nivel de logro de metas y objetivos, hace referencia a nuestra capacidad para lograr lo que nos proponemos. Por ejemplo, si nos hemos propuesto alcanzar en un mes la cuota de ventas bimestral y lo logramos, fuimos eficaces al cumplir el objetivo. Es la capacidad de lograr el efecto que se desea.
¿Somos capaces de cumplir nuestras promesas en tiempo y forma?
Puede ser que nuestro entendimiento de los conceptos eficacia y eficiencia sean claros; sin embargo, ¿qué sucede en el día a día? Cuando quizá ni siquiera tenemos un propósito en mente y solo llegamos al trabajo a cumplir eficiente y mecánicamente la tarea, seguro confiarán en nosotros, pero nunca nos considerarán para un cargo ejecutivo, porque nos falta la ambición del propósito y del sueño. O cuando somos eficaces y con gran tenacidad logramos la tan anhelada venta, pero en el proceso ofrecimos cosas que no tenemos, plazos imposibles, condiciones comerciales inequitativas, y así empieza la tortura del proyecto, porque no nos detuvimos a analizar en el camino. Dudarán en ponernos en el siguiente nivel, porque en el logro quizá causamos cierta devastación de recursos.
Cambia lo de adentro y cambiará lo de afuera
Las personas que están en la posición de efectuar cambios, deben realizarlos primero en ellos mismos; el cambio es algo que nosotros les hacemos a “ellos”.
¿Para qué sirve este reporte? ¿Quién lo va a leer? Pues bien, para salir del exclusivo ámbito de la eficiencia es importante preguntarnos, de manera personal ¿cuál es la verdadera intención del trabajo?, sobre todo, de manera personal y privada ¿para qué trabajamos? Encontrar el propósito interno nos ayuda a hallar dentro de nosotros mismos la motivación propia y única que requerimos para ser más productivos. Cuando entendemos nuestra razón, la natural resistencia al cambio disminuye. Si desconocemos nuestra motivación personal y única en nuestro trabajo, corremos el riesgo de enfocarnos en el “debes”, “tienes que”, “si no lo haces… ya sabes”. De este modo nos identificamos con nuestros roles, con la tarea y con la manera en la que hacemos las cosas; por lo tanto, cuando la estabilidad de alguno de estos factores se ve amenazada, la respuesta automática es resistirse, como si estuviéramos protegiéndonos a nosotros mismos. Así, aunque diga que lo lograré, buscaré una manera sutil de resistirme, de manera inconsciente, a los jefes, colaboradores, maestros, padres; es decir, el conflicto del logro continúa, ya que estamos bien instruidos en el arte de la resistencia. Aunque la conciencia de nuestro propósito personal y la confianza en nosotros mismos no son suficientes, se requiere tener claro el resultado deseado.
Ahora bien, ¿qué significa productividad? ¿Es un eufemismo de rapidez? Para salir del exclusivo ámbito de la eficacia es conveniente hacernos la siguiente pregunta: ¿evitar las controversias, las conversaciones, los diálogos y el análisis en el proceso, es más importante que tomar los riesgos? En los equipos, con frecuencia se toman decisiones que hubieran sido inaceptables para cualquiera de los miembros si trabajaran solos, ante esto se pierden perspectivas, las prioridades se vuelven confusas, los miedos y autolimitación vician la comunicación externa. El deseo de quedar bien puede llegar a ponerse delante de los objetivos del negocio y de los propios.
El entorno que se encuentra entre nuestros oídos, nuestros pensamientos, sentimientos, valores, presunciones, definiciones, actitudes, deseos, emociones, contribuyen a un entorno interno. El entorno laboral no se encuentra aislado, le afectan, sobre todo, las comunicaciones que establecemos, la calidad de nuestras relaciones, los diálogos a que estas dan lugar; de este modo, los sentimientos de inseguridad repercutirán en el individuo y en el equipo. El diálogo que se escucha en el fondo de todas las comunicaciones se le conoce como cultura empresarial. ¿A qué cultura contribuimos?
Efectividad: la productividad es su foco
Es la combinación de la eficacia y la eficiencia. Así actúa un equipo de futbol que juega muy bien durante todo el proceso del partido con eficiencia, y anota varios goles oportunamente, siendo efectivo en el marcador final. Productividad es el proceso bien ejecutado y los objetivos cumplidos.
La productividad es una fusión del binomio eficacia-eficiencia, fundamental para trabajar con equilibrio y satisfacción, para agregar valor a nuestro trabajo, a nuestra empresa y a nosotros mismos en su sentido más amplio.
En mi experiencia como coach, he constatado que sí es posible tener un alto rendimiento, además de disfrutar el diario aprendizaje y el disfrute en nuestro trabajo cotidiano. Así, la manera en la que todo se organiza y las estrategias que se usan para lograr un objetivo específico comenzarán a fundirse con el factor humano.
Fuente: Revista Contaduría Pública del Instituto Mexicano de Contadores Públicos.