Percepciones sobre el rol del auditor dentro de las empresas
El rol del auditor de una empresa en muchas ocasiones se generaliza. No es lo mismo auditor interno, externo, de gestión fiscal, o revisor fiscal y es entonces donde es necesario aclarar que las funciones y aseguramiento en cada una de ellas son diferentes. Para cambiar esta percepción es necesario aclarar cuál es la función de cada auditoría en la empresa. Al igual que la alta gerencia, el auditor interno tiene en común un rol y es la planeación estratégica. Estos dos tendrán la tarea de trabajar en conjunto para lograr minimizar los riesgos en los proyectos y actividades en el corto, mediano y largo plazo. Mientras que el auditor externo y revisor fiscal brindan seguridad razonable sobre los estados financieros (donde se refleja la planeación estratégica de la empresa y gestión de la administración)
Redacción INCP a partir de artículo publicado por El Espectador – Por Felipe Janica
Para mayor información, puede referirse al artículo titulado “Planeación estratégica y auditoría: la comunión perfecta” de la fuente El Espectador – Por Felipe Janica.
Planeación estratégica y auditoría: la comunión perfecta
Muchas son las percepciones acerca de los auditores, desde la concepción de ser los policías de las compañías hasta la de delegarles toda la responsabilidad sobre el control interno. Lo primero que se debe acotar entonces es de qué tipo de auditoría estamos hablando. No es lo mismo una auditoría interna, que una externa o revisoría fiscal, de gestión, fiscal o incluso aquellas que se hace para objetivos específicos como por ejemplo las certificaciones de calidad.
Lo cierto del caso es que existe una percepción generalizada de las personas auditadas en el sentido de que para ellos no existe ninguna diferencia y en algunos casos se saturan del término “auditor”. Para aclarar, el auditor interno se ocupa de los procesos establecidos internamente por la alta gerencia (CEO y junta directiva), mientras que el auditor externo o como se conoce en Colombia: revisor fiscal, se ocupa de brindar seguridad razonable sobre los estados financieros a los accionistas e interesados claves (Stakeholders).
Para cambiar esa percepción, lo primero que tiene que se debe entender es que tanto el auditor como la alta gerencia (CEO), tienen un punto en común: la planeación estratégica. En el papel suena fácil, el desafío es que la compañía haya definido y divulgado su planeación estratégica. Si partimos del hecho de que en efecto la compañía ha definido y divulgado su planeación estratégica, tanto el auditor (interno y/o externo) como el CEO deben trabajar conjuntamente en la definición de los riesgos que minimicen los objetivos de corto, mediano y largo plazo.
Por su parte el auditor interno, es el aliado natural del CEO de cara a lograr que se cumplan los objetivos establecidos en dicha planeación. Para tal efecto, el auditor interno y el CEO, deben identificar, conjuntamente, los riesgos asociados a los objetivos y establecer controles que los minimicen. En el caso de los auditores externos o revisores fiscales, con su trabajo, brindarán una seguridad razonable sobre los estados financieros, que dicho sea de paso hace parte de planeación estratégica de las compañías pues reflejan el resultado de la gestión de la administración.
Así las cosas, el primer mito que hay que aclarar es que la ejecución y de los resultados de la planeación estratégica no es una responsabilidad del auditor (interno o externo) sino de la administración. No obstante, la comunión, con arreglo a los términos de independencia y calidad, entre el auditor (interno o externo), la administración y los accionistas, es entonces una pieza fundamental en la planeación estratégica de las empresas, pues con ello se construye conjuntamente una compañía con controles robustos tendientes a garantizar sostenibilidad no solo en materia económica y financiera sino con su ecosistema.
En tal sentido, cuanto más conozca el auditor temas de planeación seguramente el resultado será mucho más técnico pero sobre todo acompañará a la administración en el logro de sus objetivos. Por su parte, el CEO debe concebir al auditor más como un aliado que como un policía, de esta manera se construirá conjuntamente mejores y más transparentes resultados tanto para los accionistas como para stakeholders.
Fuente: El Espectador – Por Felipe Janica