La importancia de considerar la situación del sector petrolero en el país
La situación en la que se encuentra el sector petrolero actualmente, es pertinente considerarla y analizarla, debido a que dicho sector ha sido el motor para la economía del país en la última década. Los distintos factores en los últimos años (los valores del crudo, la tasa de cambio y la significativa disminución de un 70 % en la perforación de pozos, entre otras) han incidido en que la industria petrolera en Colombia se vea cada vez más afectada. La industria petrolera no tiene un camino claro en Colombia de cómo salir de su crisis, lo que no viabiliza su futuro en el territorio colombiano y será preciso analizar el impacto que esto tendrá en un futuro no solo a nivel económico, también a nivel social e incluso político.
Redacción INCP a partir del artículo publicado por Inteligencia Petrolera
Para mayor información, puede referirse al artículo titulado “Opinión Colombia: un país sin futuro para su industria petrolera, por Edgar Aguirre” de la fuente Inteligencia Petrolera.
Opinión Colombia: un país sin futuro para su industria petrolera, por Edgar Aguirre
Actualmente Colombia es un país sin futuro para su industria petrolera. ¿Hasta dónde esta realidad impactará el futuro del país? Los gobernantes no pueden olvidar que la industria del petróleo es un factor que contribuye a mejorar la calidad de vida de todos los colombianos, tanto de la presente como de las futuras generaciones. No pueden minimizar la importancia de un sector que durante años ha sido el responsable del crecimiento de nuestra economía.
Vale la pena retomar un párrafo de un artículo escrito hace como un par de años por el geofísico Jaime Checa, integrante de la Comisión Interinstitucional de Hidrocarburos (CIH), cuando decía:
“Me tomo un respiro para reflexionar acerca de lo que está pasando con la industria del petróleo en Colombia y me abruma lo que veo. Con un sentimiento de incredulidad, observo cómo se desmorona la exploración justo en el momento en que el país más la necesita. La industria, fiel a su esencia, lucha y se adapta. Se reinventa cada día y no cesa de trabajar para cumplir con sus metas y compromisos al tiempo que no abandona el banquillo de los acusados, desde donde explica una y otra vez, con voz ya cansada, en qué consiste su labor y cómo la adelanta cumpliendo con todos los requisitos de ley, como corresponde”.
En el tiempo transcurrido desde el momento en que Jaime Checa describía la situación de la industria, esta situación no ha cambiado nada para mejorar pero si posiblemente para empeorar. Lo único que ha crecido es la fuerte oposición de las regiones o de las comunidades, claramente dirigidas con quién sabe qué fines, para permitir el desarrollo de actividades de exploración petrolera. Mucho se dice sobre la urgencia que tiene Colombia de reemplazar las reservas de hidrocarburos que se agotan rápidamente, pero nada se hace para que eso pueda ocurrir. El ministro de Hacienda dice que este año no habrá ingresos fiscales provenientes de la industria petrolera y, más bien, se deben hacer algunos reintegros de anticipos pagados. No podemos olvidar la importancia de una industria cuyos productos alcanzaron a representar 55 % de las exportaciones totales del país y cuyo aporte a la generación de ingresos para la nación en forma de impuestos y regalías alcanzaron niveles de 20 % de los ingresos corrientes, incluyendo el aporte de las utilidades de Ecopetrol.
Dice un artículo del periódico ‘El Tiempo’ del 6 de julio: “Hasta hace poco, de acuerdo con las cuentas del Ministerio de Hacienda, la renta petrolera mostraba una reducción de ingresos de 3,2 puntos del Producto Interno Bruto (PIB), pero la cifra se ha ido agrandando y ahora es de 3,4 por ciento del PIB ($ 27,2 billones, pues cada punto del PIB, hoy, equivale a $ 8 billones)”.
“La severidad del choque petrolero es evidente. La renta petrolera del Gobierno Nacional (que corresponde a los impuestos pagados por las empresas del sector y los dividendos pagados por Ecopetrol a la Nación) habría pasado de 3,3 % del PIB en 2013 a —0,1 % del PIB en este año; es decir, una reducción de 3,4 puntos porcentuales del PIB”, dice el Marco Fiscal de Mediano Plazo (MFMP). La pregunta sería, ¿cuáles son las acciones que se están tomando para reactivar una industria que tiene tanto potencial de impulsar la economía del país?
No se puede negar que el sector petrolero ha sido uno de los motores de crecimiento más importantes de la economía colombiana en los últimos diez años, pues ha generado importantes recursos para el fisco y para la ejecución de proyectos de inversión social. ¿Cuáles son entonces las razones que han llevado a la parálisis de la actividad exploratoria con todas sus consecuencias?
Una razón clara es la imagen que se ha creado. Ninguno de los críticos que han estigmatizado la industria de los hidrocarburos plantea una sola solución a la problemática y los impactos que denuncian. Dicen tantas cosas sin sentido, aprovechando el desconocimiento generalizado sobre unas actividades que son comunes en el mundo y en nuestro país desde hace muchas décadas, que ellos mismos no saben cómo se corrigen. Hacen el daño sin medir sus alcances y sin ninguna experiencia técnica profesional que los califique o los soporte. Autoridades de todos los niveles —entiéndase presidente, ministros, congresistas, gobernadores, alcaldes, altas cortes y todos los que tienen poder— emiten conceptos, recomiendan y toman decisiones sin ninguna base científica y sin consultar con los organismos que tienen el conocimiento que les podría ayudar a no actuar por la presión de los medios que se convierten en expertos de todo sin saber nada, y evitar así, causar más daño del que ya le han hecho, más que a la industria, al futuro del país.
La revocatoria exprés de la licencia ambiental para explorar en La Macarena fue la estocada final a lo poco que se creía quedaba de estabilidad jurídica, y esta es otra razón de mucho peso. Es una falta de respeto al gran número de profesionales de muchas disciplinas que durante más de cuatro años trabajaron a conciencia buscando un equilibrio entre desarrollo y medio ambiente. Como bien decía el presidente de la Asociación Colombiana de Hidrogeólogos, “toda actividad económica tiene impactos. Lo que hay que hacer es tratar de mitigarlos y poner en marcha buenas prácticas y controles”. Existen regulaciones ambientales nacionales e internacionales que permiten explotar estos recursos sin causar daños.
Sin entrar a mostrar lo que todos sabemos sobre la adquisición sísmica terrestre que prácticamente se acabó este año, a pesar de que esta es la base de la exploración, miremos las dos figuras a continuación las cuales son muy dicientes de nuestra realidad actual y confirman la situación de la industria petrolera que va de mal en peor. Sin comentarios.
Se le quiere atribuir a la caída de los precios del crudo toda la debacle de nuestra industria. Los precios han tenido un gran impacto negativo para el país pero sabemos que la industria finalmente se acomoda a los precios y todos los costos se ajustan a los nuevos valores. Las situaciones anormales son las de precios altos como se ve en las gráficas a continuación, la primera desde el año 1900 hasta el 1999, y la segunda para el periodo de los setenta a 2015. ¿Cuál es el precio que hace viable la inversión? Los descubrimientos de Cusiana y Caño Limón no se dieron en escenarios de precios altos.
Los países que no aprovechan las bonanzas sufren las consecuencias con resultados económicos como estamos viendo. Colombia no ha reaccionado porque tiene que hacer muchos cambios para recuperar el atractivo del país para que regrese la Inversión Extranjera Directa (IED), alejada por factores como los mencionados más la falta de resultados en la actividad exploratoria, restringida a que no se puede explorar donde existen las mejores oportunidades sino donde la seguridad física lo permite. Esta es otra razón.
Deben revisarse los términos contractuales y tributarios y crear una infraestructura adecuada para el sector que viabilice la operación con costos competitivos. Dos razones más.
La Comisión Interinstitucional de Hidrocarburos, CIH, —integrada por los presidentes y representantes de las asociaciones profesionales de Ingenieros de Petróleos (Acipet), de Geólogos y Geofísicos del Petróleo (ACGGP), de la Asociación Colombiana de Hidrogeólogos (ACH), de la Asociación Colombiana de Evaluación de Formaciones (CAFE) y de la Sociedad Colombiana de Geología (SCG)— ofrece de manera completamente desinteresada, basada en el conocimiento técnico de las asociaciones que la integran, a las entidades gubernamentales, a los medios de comunicación y a otros entes interesados en el sector de los hidrocarburos, su amplia experiencia y conocimiento técnico para aclarar y opinar sobre conceptos que son propios de estas disciplinas. Varias de las asociaciones tienen el carácter legal de cuerpo técnico consultivo del Gobierno Nacional en materia de hidrocarburos.
Como le manifestamos a la Comisión Quinta de Cámara y Senado, consideramos que por el bien del país debemos buscar entre todos, con base en conceptos técnicos válidos, un equilibrio entre la protección del medio ambiente y el futuro económico del país, en especial en lo referente a la autosuficiencia petrolera. Sería imperdonable repetir las crisis que ha tenido que vivir el país al tener que importar hidrocarburos costosos con un impacto extremadamente negativo sobre la economía.
La respuesta a la pregunta sobre las perspectivas de la industria de los hidrocarburos para el segundo semestre del 2016 es que no se ven acciones en marcha que permitan pensar que este año va a pasar algo positivo. ¿Será que tenemos que esperar hasta el próximo año y arriesgarnos a una debacle social y económico para el país, más grave que las ya vividas cuando tuvimos que importar hidrocarburos costosos?
Fuente: Inteligencia Petrolera