Consejo financiero: Las participaciones accionarias y el cambio social
Si intenta usar sus participaciones accionarias en pos de sus convicciones políticas o sociales, lo único que se verá afectado es la rentabilidad de su cartera.
La filosofía de “inversión socialmente responsable” plantea que sus inversiones deben reflejar sus valores. La forma de implementación más común de este tipo de inversión es rehusarse a invertir en ciertas empresas, por estar en desacuerdo con una o con todas sus prácticas
Algunos fondos mutuos que realizan inversiones socialmente responsables clasifican a las empresas en función de sus valores y luego las incluyen o excluyen del fondo. Al igual que todos los fondos mutuos, aquellos que realizan inversiones socialmente responsables emiten votos en nombre y representación de sus accionistas. Aplican su sistema de valores a esos votos, y es allí cuando los seguidores de la filosofía de inversión socialmente responsable empiezan a creer en que puede haber un cambio.
Sin embargo, hay tres problemas con esta creencia
En primer lugar, usted no puede ayudar o perjudicar a una empresa por comprar, vender o ignorar sus acciones. De un modo u otro, la empresa no está involucrada en su transacción y ni siquiera necesita saber que la misma se ha concretado. Cuando adquiere acciones de una empresa, las está comprando a otro inversionista que las está vendiendo.
Comprar acciones de una empresa que le gusta no enriquece a esa empresa. Del mismo modo, vender acciones de una empresa que ha dejado de ser de su agrado no empobrece a esa empresa.
El papel de la junta directiva
En segundo lugar, incluso si el fondo mutuo tuviese una participación accionaria suficiente para inclinar el voto a favor de actividades más responsables que, en su defecto, la empresa no habría elegido, dependerá de la junta directiva tomar en cuenta o no esos votos a la hora de tomar una decisión. No hay garantía alguna de que los resultados de la votación marcarán una diferencia. Los verdaderos cambios en las empresas se concretan a través de los miembros de la junta directiva.
El hecho de que usted sea propietario de una parte de esa empresa no significa que tenga influencia sobre la misma. Al adquirir una acción, usted está comprando una participación en las utilidades y distribuciones de dividendos de la empresa. La participación de la mayoría de los inversionistas individuales es insignificante. Por consiguiente, la posibilidad de estos inversionistas de decidir sobre el rumbo o la visión de la empresa es baja o nula.
Si desea generar un cambio, intente incorporarse a la junta directiva de la empresa. La junta tiene la facultad y la responsabilidad de articular la misión de la empresa.
Si posee una participación accionaria suficiente, puede votar por usted como miembro de la junta directiva. La participación accionaria promedio de accionistas miembros de la junta directiva es del 5.6%. Esto podría resultarle muy costoso. Tendría que comprar $15,000 millones de acciones de Wal-Mart, aunque solo $35 millones de acciones de Zoe’s Kitchen para tener una participación accionaria suficiente que le permita transformarse en miembro de la junta directiva. Por consiguiente, solo los multimillonarios o los inversionistas que han agrupado sus inversiones pueden acceder a las juntas directivas de las empresas por ese camino.
Bonito sueño, mala filosofía de inversión
En tercer lugar, el sistema de clasificación de inversiones socialmente responsables ya ha eliminado a las empresas que verdaderamente necesitan ayuda para ser socialmente responsables. El valor que pretenden agregar con su votación solo se materializa en empresas respecto de las que ya se ha determinado que son suficientemente responsables desde el punto de vista social. Por ende, no están reencauzando a ninguna empresa irresponsable.
Los fondos que realizan inversiones socialmente responsables tienen indicadores de gastos más altos que lo normal debido al esfuerzo adicional que implica clasificar a las empresas. Esto disminuye sus rentabilidades y, por ende, los suele transformar en inversiones menos convenientes que un fondo mutuo comparable que no realiza inversiones de ese tipo. Con resultados cuestionables y rentabilidades más bajas, las inversiones socialmente responsables son un sueño bonito, pero una mala filosofía de inversión.
En conclusión, invierta en empresas que representan una buena inversión y adquiera bienes o use los servicios de las empresas en las que cree. Si intenta usar sus participaciones accionarias en pos de sus convicciones políticas o sociales, lo único que se verá afectado es la rentabilidad de su cartera.
Si tiene opiniones contundentes o le apasiona la idea de ayudar a generar un cambio real, evalúe la posibilidad de generar apoyo u organizar boicots contra una empresa, seguir una carrera en el área de gobierno corporativo y transformarse en miembro de una junta directiva o impulsar reformas legales que protejan el mercado libre de las prácticas fraudulentas o abusivas de una empresa.
Fuente: El Nuevo Herald