Efectos del incremento de la tasa de usura en comerciantes y consumidores
Recientemente la Superintendencia Financiera de Colombia, comunicó el incremento de 120 puntos básicos a la tasa de usura, que se fijó en 32,01 %. El anuncio ha dado de qué hablar, puesto que la noticia afectó a los 7 millones de colombianos que usan tarjetas de crédito (los datos indican que en promedio dos por persona), además de la disminución de consumo usando este medio pago que esperan los comerciantes. El presidente de Fenalco, Guillermo Botero, resaltó que el incremento en la tasa de interés golpeará sin duda al consumo, no obstante, Santiago Rodríguez, profesor de finanzas de la Universidad de los Andes, explica que los efectos esperados no se verán inmediatamente y que es necesario ver otros puntos de la economía que también serán afectados por esta decisión.
Redacción INCP a partir del artículo publicado por Portafolio
Para mayor información, puede referirse al artículo titulado “La subida de la usura afectaría al comercio, por menos compras de los colombianos con crédito” de la fuente Portafolio.
La subida de la usura afectaría al comercio, por menos compras de los colombianos con crédito
Más de un colombiano pensará dos veces antes de usar de nuevo su tarjeta de crédito, luego de que la Superintendencia Financiera anunciara la nueva tasa de usura para los créditos (de 32,01 por ciento), la cual entró en vigencia desde el viernes, 1 de julio.
El debate alrededor del tema está encendido en el país, toda vez que este incremento, que pone la usura en el nivel más alto desde hace ocho años, afecta directa y principalmente a los titulares de los 14 millones de tarjetas de crédito que están vigentes hoy y que portan en la billetera siete millones de colombianos (el promedio de tarjetas es de dos por persona).
Los puntos de vista son diversos. Los comerciantes están seguros de que saldrán golpeados, porque el consumo, que por demás ha sido motor del crecimiento de la economía en los últimos tiempos (ponía 72 de cada 100 pesos de la producción el año pasado), no podrá seguir tan dinámico como hasta ahora.
“Una tasa tan elevada le pegará sin duda al consumo. Es una locura en pago de tasa de interés”, indica Guillermo Botero, presidente de Fenalco, gremio de comerciantes.
Cabe recordar que, según anunció la Superfinanciera, el aumento en la usura es de 120 puntos básicos (1,20 %) con respecto al segundo trimestre del año en curso. Lo que implica que los usuarios podrían llegar a pagar una tasa mensual máxima del 2,66 por ciento.
El alza, que se aplicará en los próximos tres meses, es uno de los efectos de la política monetaria que está ejecutando el Banco de la República para controlar la inflación a través del incremento en las llamadas tasas de interés de referencia.
De 0,25 en 0,25, las tasas del emisor van en 7,50 por ciento y, aunque los analistas creen que el ajuste hecho en junio será el último del año, las consecuencias en el interés bancario corriente de los bancos ya se hizo sentir. Esto, debido a que, dicho interés corriente es el referente que se usa para calcular usura.
La situación, para Botero, es preocupante porque “una persona que estaba endeudada en un millón de pesos con una tarjeta de crédito por una compra que realizó hace un año y la difirió a 24 cuotas, quedó en el peor de los mundos”, aseguró.
Su deuda vigente se la cobrarán a la nueva tasa, y, en adelante, “causará una gran afectación al comercio, pues desestimula el consumo, en especial, de bienes como automóviles, televisores y similares”, dice Botero.
Efecto a largo plazo
Pero el panorama no se ve igual desde todos los ángulos. Santiago Rodríguez, profesor de finanzas de la Universidad de los Andes cree que el efecto no será tan inmediato como se está temiendo y que la usura no le pega tanto a la decisión de tomar un crédito, como sí lo hace la expectativa en otras variables de la economía.
“Sabemos que el crédito se va a encarecer, pero yo diría que más allá de la usura como tal, la actividad crediticia se mueve por la expectativa que tienen las personas sobre la situación general del país: inflación, desempleo, paz… Todo este ambiente es lo que determina que la gente pida crédito o no”.
Según el analista, esas son las verdaderas razones por las cuales los colombianos están posponiendo la obtención de un crédito de vivienda, por ejemplo, y no el de un interés más alto.
En cuanto a las tarjetas de crédito, el incremento en la tasa de usura se constituye en una alerta en materia de educación financiera.
Los datos que registra la Superintendencia Financiera sobre consumo con este mecanismo de pago para permitir a los usuarios hacer compras sin tener a la mano el dinero, señalan que de 68,8 billones de pesos que han movido los portadores de tarjetas de crédito en los cuatro primeros meses del 2016, el 84,5 por ciento ($ 58,2 billones) ha sido para obtener avances monetarios, que es lo que más tiene interés. El restante 15,5 por ciento ($ 10,4 billones) se usó para hacer compras.
“A las personas que no difieren los pagos les da lo mismo que la tasa de usura esté un dos por ciento más cara que en el trimestre anterior. Ellas no tendrán penalidad. El resto, que es la mayoría, difiere, pero se siente seguro de endeudarse mientras tenga empleo. De manera que no van a dejar de utilizar las tarjetas”, expresa el experto de Uniandes.
Otras reglas de juego
Un punto de vista propositivo es el que pone sobre el tapete el congresista David Barguil, habitualmente involucrado en temas bancarios.
Según su criterio, “llegó la hora de que se abra el debate para implementar una nueva fórmula de establecer la tasa de usura. No es posible que de un momento a otro se multiplique por 1,5 por ciento el interés bancario corriente”.
Barguil propone “aplicar topes de incremento de usura por segmentos o por tipo de créditos, para evitar abusos”.
Agrega que “entendemos que el Emisor toma sus decisiones pensando en la inflación, y eso es acertado; pero también hay que pensar en mecanismos más eficientes que impidan tanto golpe al bolsillo de la gente”.
Fuente: Portafolio