Si se aplicara el principio de la buena fe no tendría por qué exigirse el juramento. Hoy como ayer de lo que se trata es de echar mano de las consecuencias penales.

Si se aplicara el principio de la buena fe no tendría por qué exigirse el juramento. Hoy como ayer de lo que se trata es de echar mano de las consecuencias penales.

Hernando Bermúdez Gómez

Tomado de CONTRAPARTIDA

Número 5706 marzo 15 de 2021

Publicación del Departamento de Ciencias Contables de la Pontificia Universidad Javeriana

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