Negociación del salario mínimo para 2022 sería más complejo

El alza del salario mínimo para el año 2022 tendría más aristas de las que normalmente enfrenta. Las discusiones entre los interesados aún no han iniciado y, de acuerdo con varios expertos, la inflación del 2021, los impactos de la pandemia, la medición de la productividad, entre otros temas, complican la negociación, a la cual no le queda tanto tiempo, considerando que noviembre está a punto de terminar. El plazo pensado para el 15 de diciembre, cuando se cumple el primer vencimiento, no se ve factible.
Redacción INCP a partir de artículo publicado Portafolio
Para más información consulte el artículo titulado “Alza del salario mínimo incidiría en la reactivación” publicado por Portafolio.
Alza del salario mínimo incidiría en la reactivación
Una de las discusiones más importantes de todos los años, el alza del salario mínimo, aún no tiene fecha de inicio. A diferencia de otros años, el alza salarial para 2022 ha cobrado un rol aún más relevante en un escenario en que la inflación, que en octubre ya se ubicaba en 4,58%, pone una base alta para iniciar la puja por el incremento salarial.
Si bien el ministro de Trabajo, Ángel Custodio Cabrera, había anunciado en días pasados que hoy 26 de noviembre se darían los primeros encuentros formales para la negociación, estos no iniciarán sino hasta la próxima semana.
“Vamos a cambiar un poco la forma, y ya lo anunciaremos en la primera semana de diciembre. Más que cambiar la agenda, queremos escuchar a centros de pensamiento y otros estudios, y que los empleadores y trabajadores nos digan a quiénes debemos escuchar, por eso no hemos arrancado”, dijo Cabrera.
El ministro aseguró que nota “un ambiente muy propicio a pesar de todas las dificultades económicas que está viviendo el país”, y que espera que concerte y no que se defina por decreto, como en otras ocasiones.
Sin embargo, para los expertos, la discusión del salario mínimo para 2022 enfrentará varios retos coyunturales derivados de la pandemia, que van desde un calendario apretado, pasando por las implicaciones que tiene para la discusión una inflación alta, hasta cuestionamientos en la medición de la productividad.
Retos de la discusión
En primer lugar, está la inflación. Según Edgar Bejarano, docente de la facultad de Economía de la Universidad Nacional, está muy afectada por circunstancias derivadas de la pandemia, como los aumentos de precios en insumos, lo que de entrada pone un dato alto sobre la mesa, y “otro tema es la devaluación de la moneda, de forma que llevaría a que se trate de recuperar un poco el valor del salario”.
Iván Jaramillo, investigador del Observatorio laboral de la Universidad del Rosario, señala como, según los plazos de ley, la mesa de concertación tendría menos de dos semanas para lograr un acuerdo antes del 15 de diciembre, cuando se cumple el primer vencimiento, lo que dificulta un acuerdo.
Además, Jaramillo señala que por eso se ha propuesto en otras ocasiones incluso modificar el calendario, pues se trabaja con datos como una inflación anual proyectada, en lugar de un dato definitivo.
Además, el experto sugiere que se revise el modelo actual. “Tenemos un sistema orientado a la fijación por concertación, pero en la realidad suele ser fijado por el gobierno, solo entre el año 1996 y el 2020 hemos logrado siete acuerdos, lo que demuestra la necesaria revisión del modelo”, dijo.
Justamente, en el más reciente informe del Consejo Privado de Competitividad, una de las recomendaciones en materia laboral es mejorar el mecanismo para la fijación del salario mínimo, pues sostiene que no siempre se ciñe a los criterios de inflación y productividad fijados por la ley.
“Un salario mínimo que no corresponde a la productividad laboral en contextos de alta informalidad, como en el caso de Colombia, es uno de los principales determinantes del desempleo”, señala el informe.
Fuente: Portafolio