La necesidad de los impuestos saludables de la reforma tributaria

La necesidad de los impuestos saludables de la reforma tributaria

saludAdemás de la discusión económica necesaria sobre los impuestos que trae el proyecto del gobierno, es necesario revisar la parte de la salud y como el impuesto al azúcar y al tabaco puede impactar positivamente a los colombianos. El ministro de salud, Alejandro Gaviria, ha hecho comentarios acerca de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y como en la región se han establecido estos impuestos que benefician a las clases trabajadoras, las que más compran productos azucarados. Además, si se logra mejorar los hábitos de consumo, se estima reducir a futuro el gasto del sector de la salud en problemas graves relacionados, como el cáncer del pulmón y aquellas relacionadas con la dieta.

Redacción INCP a partir del artículo publicado en El Espectador

Para mayor información, puede revisar el artículo titulado “Los impuestos saludables, la salud pública reta la ética empresarial” de la fuente El Espectador. 

Los impuestos saludables, la salud pública reta la ética empresarial

La discusión sobre los impuestos saludables, que incluyen el impuesto a las bebidas azucaradas y el aumento al impuesto al tabaco, se ha centrado en los factores económicos, especialmente para la industria que los comercializa.

Pero ha dejado de lado el impacto sobre la salud y su aporte en la disminución del alto número de muertes asociadas a su consumo.

«Los impuestos saludables tienen una justificación conceptual que va más allá de la necesidad de recursos adicionales, están fundados en un principio básico de equidad: las personas que, por cuenta de sus hábitos o comportamientos -respetados, por supuesto-, demandan más recursos del sistema deben pagar más, un poco más al menos. Por ejemplo, quien fuma debe pagar un poco más que quien no fuma», explicó el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria al referirse al tema.

Esperanza Cerón, directora de Educar Consumidores, organización de la sociedad civil que apoya los impuestos saludables, dice que «los impuestos saludables tienen un impacto generacional vital sobre la salud pública, es un tema de responsabilidad de los tomadores de decisiones con las futuras generaciones para prevenir una pandemia mundial de enfermedades no transmisibles que mata a 3 de cada 5 personas».

Conozca cuál es la propuesta de los impuestos y qué pasaría si no se aprueban:

Impuesto a las bebidas azucaradas

La propuesta de la reforma tributaria es que las gaseosas y otras bebidas azucaradas paguen 300 pesos por cada litro de bebida a partir del momento en que se despacha la botella en el sitio de producción.

«El debate sobre el impuesto a las bebidas azucaradas debería tener en cuenta la evidencia disponible, los estudios más representativos, las publicaciones más importantes», dijo Gaviria, para invitar a que la discusión no se quede sólo en los términos económicos y más bien tenga en cuenta los resultados de investigaciones que hablan de los impactos en la salud y las experiencias en otros países.

«Hay una preocupación creciente por la malnutrición de los niños en Colombia debido al cambio de alimentación y al consumo de productos ultraprocesados, entre ellos las bebidas azucaradas», explica Cerón.

¿Qué pasa si no se aprueba?

  • Se mantendría la tendencia de los colombianos al sobrepeso y obesidad, que en este momento alcanza el 51,2% de la población adulta y el 17% de los niños, y llegaría a cifras tan alarmantes como las de México.
  • Aumentaría el número de muertes por enfermedades crónicas no transmisibles relacionadas con la dieta, que en 2014 llegaron a ser 89.529 personas, tres veces más que las muertes por causas externas y violentas de ese año.
  • Aumentaría el costo de la atención por enfermedades no trasmisibles y no se recaudarían recursos para financiar los 192.730 millones de pesos que actualmente dichas enfermedades le cuestan al sistema.
  • En los últimos años aumentó el gasto en salud en 755%, en los próximos años esta cifra crecería aún más.
  • No se acatarían las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien ratificó que el impuesto a las bebidas azucaradas es la medida más costo-efectiva para desestimular el consumo.

Impuesto al tabaco

La propuesta es incrementar la tarifa del impuesto de $700 a $2.000 pesos. Con lo anterior, el precio aumentaría en 57% (i.e. a precios corrientes, se ubicaría en promedio en $4.238 pesos) y el impuesto total equivaldría al 70,4% del precio de referencia promedio.

Con el fin de ajustar el impuesto de manera gradual hasta alcanzar el precio promedio que se registra en la región, se propone que la tarifa sea actualizada cada año, en un porcentaje equivalente al del crecimiento del IPC, más un 5% adicional. Esta última medida se mantendría para los primeros 5-10 años, hasta que el precio iguale el promedio de América Latina y el Caribe o alcance las recomendaciones de la OMS y el Banco Mundial.

¿Qué pasa si no se aprueba?

  • El número de fumadores en el 2020 podría llegar a incrementarse en 9%.
  • Alrededor de 11.000 personas fallecerán en 2020 por enfermedades isquémicas del corazón, atribuibles a tabaco, 7.900 por enfermedades en vías respiratorias menores y aproximadamente 3.000 personas por cáncer de pulmón.
  • El país ya no sólo gastará los $4,2 billones de pesos (COP) que anualmente paga por el tratamiento de las enfermedades asociadas al tabaquismo, lo que representa el 10,5% del gasto anual del país en salud. Dichos costos tenderán a aumentar.
  • Los ingresos alcanzados por el recaudo del impuesto seguirían siendo inferiores al gasto en salud por enfermedades asociadas al tabaquismo. Actualmente se reciben 456 mil millones de pesos, mientras que se gasta 9,3 veces esa cifra en la atención por las enfermedades.
  • Colombia seguirá teniendo uno de los impuestos más bajos de la región y seguirá incumpliendo las obligaciones derivadas el CMCT.

Destacados:

  • 28 países han implementado los impuestos a las bebidas azucaradas.
  • Los impuestos sobre los productos de tabaco protegen a la población de más bajos recursos y a los jóvenes.

Fuente: El Espectador

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