Modelo del triángulo de fraude, ¿qué relevancia tiene?
En la auditoría se ha planteado un modelo llamado el “triángulo del fraude”, que consiste en definir y evaluar los factores que influyeron a una persona para llegar a cometer fraude dentro de una entidad. En este sentido, se destacarán tres bases que conforman el triángulo, definidas como presión, oportunidad y racionalización. La primera, explica el modelo, que es la que motiva en un primer momento al fraude, por ejemplo, puede ser un problema del individuo el cual no es capaz de resolver de manera legítima. La oportunidad, la que se puede presentar cuando la persona está en una posición de confianza, lo que puede facilitarle realizar el fraude. La última, la racionalización, esta denomina al sujeto como aquel que justifica sus actos, es decir, que a pesar de estar haciendo algo ilícito este lo considera correcto a fin de salir de sus problemas.
Redacción INCP a partir del artículo publicado por Auditool – Julián Ríos
Para mayor información, puede referirse al artículo titulado “El triángulo del fraude en la cotidianidad” de la fuente Auditool – Julián Ríos.
El triángulo del fraude en la cotidianidad
El triángulo del fraude es un modelo que puede ser usado para explicar los factores que llevan a una persona a cometer un fraude ocupacional. Es utilizado desde los años 1950s y su concepto lo originó Donald Cressey’s, un criminalista Americano que realizó contribuciones innovadoras en el campo del crimen organizado. El triángulo del fraude tiene tres patas (legs):
- Presión, 2. Oportunidad, 3. Racionalización
Presión
Es la primera pata del triángulo del fraude, es lo que motiva el crimen en primera instancia. El individuo tiene problemas y no es capaz de resolverlos a través de acciones legítimas, por ello, empieza a considerar el cometer un acto ilegal, como robar dinero o falsificar estados financieros y ve en ellos una salida para resolver su problema.
Oportunidad
Es la segunda pata del triángulo del fraude y se basa en la oportunidad que puede percibir una persona para cometer el crimen. El individuo debe tener alguna manera en la que su posición de confianza le pueda facilitar el cometer un abuso y así poder solucionar su problema, p.e. financiero, con un riesgo muy bajo de ser detectado.
Racionalización
Es la tercera y última para del triángulo del fraude y es donde la mayoría de los individuos fraudulentos que no tienen un pasado criminal caen. Ellos se ven como personas honestas, ordinarias y se justifican a sí mismos el acto ilegal como una manera correcta y necesaria de salir de sus problemas.
Personas realmente confiables se convierten en personas realmente fraudulentas cuando tienen problemas personales y perciben que pueden solucionarlos secretamente abusando de su posición de confianza en la compañía y son capaces de aplicar pensamientos de justificación que lo llevan a creer que las acciones de crimen son perfectamente correctas en su entorno.
En la cotidianidad
Pensemos en este escenario: el típico empleado, mano derecha del gerente general y único dueño, en una empresa pequeña de 5 empleados, donde se cometen prácticas ilegales para el cumplimiento de los objetivos del negocio. Un día, la mano derecha del gerente tiene problemas financieros y podría ser embargado si no cancela a tiempo 3 cuotas atrasadas de su crédito de consumo. Como tiene una posición privilegiada, accede a la caja fuerte y roba una suma considerable de dinero para poder pagar sus deudas.
¿Cómo explicaríamos este comportamiento ilícito con la teoría del triángulo del fraude?
El empleado tuvo una presión (financiera), identificó una oportunidad para resolver su problema dada su confianza en la compañía (donde prácticamente podía manejar todas las áreas) y como su jefe cometía prácticas ilegales en su negocio, justificó que sus actos eran éticos en el ambiente laboral al que pertenecía.
Fuente: Auditool – Julián Ríos