Las estrategias para frenar la caída en las exportaciones en Colombia
Diversificar es indispensable para contener la caída de las exportaciones no tradicionales, que se debe a la pobre demanda en países como Ecuador y Venezuela.
Según datos del Dane, el valor de las exportaciones de Colombia se contrajo un 27,3 % en julio, frente a igual mes del año pasado, es decir, fue de US$2.188,7 millones, frente a US$3.012,4 millones reportados en el mismo mes del 2015.
También cayeron 15,4 % con respecto a junio, cuando fueron US$2.715,5 millones. Y durante el periodo enero – julio, cayeron 25,9 %, a US$16.519 millones, frente a igual periodo del año pasado.
Las principales caídas en el séptimo mes se registraron en el valor de las exportaciones de ferroníquel, con un 69,6 % interanual, así como de café, con un 47,9 %, petróleo (19,7 %) y carbón (15,8 %). Pero las exportaciones no tradicionales, conformadas por productos como flores, banano y textiles, entre otras, también se desplomaron un 32,4 % interanual en julio.
Pese a los resultados de las ventas externas colombianas en julio de este año, el impacto en volumen se mantiene estable, pues en ese mes tan solo se redujo en 0,4 %. De hecho, en volumen, las ventas de bienes mineros crecieron 2 %.
Causas y consecuencias
De acuerdo con Leonardo Villar, presidente de Fedesarrollo, esta situación depende más del panorama internacional que de hechos internos.
“El impacto en la caída del precio del petróleo, del carbón y los productos básicos, sumado al de la recesión que hay en varios países vecinos que son compradores de productos colombianos como Venezuela y Ecuador, nos está afectando negativamente. A eso le estamos ajustado la devaluación, que le ayuda el hecho de que lo que antes teníamos de importaciones sea sustituido con producción interna y eso es un proceso largo, pero al mismo tiempo costoso”.
Para Andrés Langebaek, economista y exvicepresidente de Anif, la caída de las exportaciones en el caso de los minero-energéticos tiene dos efectos importantes: “Por un lado, disminuye el flujo de divisas hacia el país, lo que produce una significativa devaluación del peso colombiano y el encarecimiento de los productos importados. Para aquellas materias primas y bienes de capital que no pueden ser reemplazados con producción doméstica, esto significa un encarecimiento significativo de sus precios, lo que ha contribuido a una mayor inflación”, explicó.
El ejemplo más evidente, aseguró, es lo que pasa con el trigo: el país importa prácticamente todo este cereal, con lo cual el aumento de la devaluación se traduce directamente en incrementos de su precio.
De otra parte, añadió Langebaek, la renta de hidrocarburos, que incluye el pago de impuestos y dividendos por las compañías petroleras y de carbón al Gobierno, era muy alta. En promedio, para el periodo 2010-2014, representó el 3,8 % del PIB por año. Para el 2016, y probablemente el 2017, la renta de hidrocarburos será cercana a cero, lo que significa la pérdida de cerca de $20 billones anuales de ingresos. El Gobierno, entonces, ha tenido que reducir la inversión y controlar el gasto corriente. Ambos factores han disminuido el ritmo de crecimiento de la economía.
De acuerdo con el experto, la caída de las exportaciones no tradicionales, que se debe fundamentalmente al pobre desempeño de la demanda en países como Ecuador y Venezuela, también afecta la tasa de cambio y la inflación, pero tiene un impacto más notorio en la generación de empleo. Cabe recordar que el sector minero-energético produce mucho menos empleo por dólar exportado frente a los sectores no tradicionales.
Las soluciones
Según Langebaek, ya se ha corregido el principal problema, que era mantener un peso sobrevaluado. El ajuste en la tasa de cambio ha sido significativo y ya hay incentivos de precios para exportar en forma rentable.
Sin embargo, es indispensable que el país se tome en serio la tarea de diversificar su economía. Los esfuerzos en este sentido no han tenido continuidad, porque no se ha entendido que las fases expansivas en los precios de los productos básicos son de corta duración.
“Los gobiernos deben redoblar esfuerzos para estimular la creación de empresas, promover la asociatividad empresarial, prestar servicios públicos de todo tipo a costos eficientes”, explicó.
Según el analista, durante el 2017 se frenará la caída en las exportaciones. “Creo que los precios del petróleo no volverán por varios lustros a los niveles superiores a los 100 dólares por barril que se observaron entre el 2010 y la primera mitad del 2014, pero se ha logrado que oscilen en niveles entre los 40 y 48 dólares por barril, lo cual es bueno. Para evitar una caída de las exportaciones colombianas, hay que evitar que la producción de petróleo en nuestro país se resienta más de lo que ya lo ha hecho”, puntualizó.
Oportunidad para mejorar
Según la ministra de Comercio, Industria y Turismo, María Claudia Lacouture, para determinar cómo se pueden mejorar las ventas externas, su cartera seguirá trabajando en establecer cuáles son las barreras comerciales que afectan a las empresas exportadoras.
Esta labor la desarrollará con el sector exportador, pues la competitividad no puede darse solo por la vía cambiaria, sino con una agenda que se trabaje de manera conjunta y haga posible avanzar en una canasta exportadora con valor agregado, que llegue con nuevos productos a más mercados.
“Desde el Ministerio de Comercio, trabajamos en la Política de Desarrollo Productivo, que tiene un foco regional y busca, a través de la priorización de cadenas de valor, aumentar la productividad, fortalecer las empresas y, así, incrementar las ventas externas de servicios y bienes no minero-energéticos. En la actualidad, Colombia cuenta con cerca de 1.400.000 empresas, de las cuales 400 realizan el 80 % de las ventas externas. Es decir, hay una base exportadora con oportunidad para crecer”, dijo la ministra.
El balance del primer semestre en Santander
Al cerrar el primer semestre del año, las exportaciones no tradicionales de Santander registraron un crecimiento de 24,6 %, excluyendo petróleo y sus derivados, especialmente por las ventas en productos como grasas y aceites vegetales, cacao, plástico y caucho.
De hecho, las cifras muestran que la mayor variación entre 2015 y 2016 fue, precisamente, la de grasas y aceites vegetales, con 275,9 %. Les siguieron cacao (148,4 %), plástico y caucho (115,7 %), partes de máquinas (49,5 %), prendas de vestir (31,1 %) y tabaco (27,3 %).
En contraste, las mayores variaciones negativas se dieron en autopartes (-43,5 %), carne (-37,4 %) y frutas comestibles (-25 %).
De acuerdo con el Observatorio de Competitividad de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, CCB, “fueron exportaciones por encima de 5 millones de dólares, y en sectores como grasas y aceites se aprovechó el crecimiento por los precios internacionales que existieron durante los cuatro primeros meses del año, lo que dio mayor oferta y demanda”.
En el caso de los países destino de las exportaciones santandereanas, Estados Unidos, España y Brasil aumentaron el nivel de compras y permanecen como los principales socios comerciales de la región.
De otro lado, según el Observatorio de Competitividad de la CCB, las microempresas, con 48,5 % de las exportaciones, son las que más están vendiendo fuera del país. Y sumando a las pequeñas y medianas empresas, al menos el 92,3 % de las mipymes venden sus productos y servicios al exterior, lo que significa que hay una mejor consolidación de los negocios.
Si bien en el primer semestre del 2016 se obtuvo un crecimiento positivo, Santander se ubicó en el puesto 15 por departamentos en Colombia, lo que según el Observatorio de Competitividad de la CCB, se debe principalmente a que la región no es un departamento exportador. Sin embargo, se espera disminuir la brecha con diferentes acciones que se realizan desde organismos locales, departamentales y nacionales.
Fuente: Vanguardia