Solo 3 de cada 10 campesinos colombianos tienen contrato laboral

Solo 3 de cada 10 campesinos colombianos tienen contrato laboral

cafeteroLa Organización Internacional del Trabajo (OIT) presentó un informe sobre las condiciones laborales en el campo latinoamericano. Colombia está por detrás del promedio de la región en cuanto a contratación –empleo formal– para campesinos con un 30%, 20 puntos porcentuales debajo de la media. El mismo documentó señaló que las condiciones pueden empeorar ya que si se da el acuerdo de paz aumentará la fuerza laboral campesina, pero no igual la oferta de empleos de calidad en el campo. LA OIT destacó el trabajo realizado por países como Bolivia donde la cifra de empleo formal para el campesino es del 80% y advirtió sobre el gran descenso de la población rural en los países de Latinoamérica.

Redacción INCP a partir del artículo publicado por La República

Para mayor información, puede revisar el artículo titulado “En Colombia, tres de cada 10 campesinos tiene contrato laboral” de la fuente La República. 

En Colombia, tres de cada 10 campesinos tiene contrato laboral

El director de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para América Latina, José Manuel Salazar, presentó ayer el más reciente informe de la situación laboral en las zonas rurales de América Latina, tema en el que Colombia, pese a las estadísticas, aún tiene oportunidades para mejorar.

Según el estudio, en el país solo tres de cada 10 campesinos asalariados (que prestan sus servicios a una organización, generalmente dedicada al agro) cuentan con un contrato laboral legal que garantice sus derechos y represente prestaciones sociales como las del área urbana.

Ese valor es relativamente bajo comparado con los resultados regionales, en donde 50,5% de los trabajadores rurales está vinculado legalmente con las compañías para las que labora.

La situación recrudece con las cifras del sistema de seguridad social, que presentan que solo 29,9% de los trabajadores colombianos tiene estos servicios y dentro de ese total, solo 11,5% son personas que viven en los campos nacionales.

Volviendo al mismo modelo de medición, eso quiere decir que cerca de cuatro de cada 10 trabajadores inscritos al sistema pensional son trabajadores campesinos, una cifra que, según Salazar, “ha mejorado en los últimos años pero no con la misma rapidez de lo que lo está haciendo en las áreas urbanas”.

Para el director del Observatorio Laboral de la Universidad Externado de Colombia, Stefano Farné, los bajos ingresos económicos de los campesinos por concepto de su labor son algunos de los factores de estos resultados.

“En general, la productividad de los sueldos en Colombia es baja y por esta razón mucha gente no cotiza pensiones. Los campesinos tienen un problema adicional pues sus ingresos son aún más bajos de lo que lo son en el sector urbano. Además, esos ingresos son volátiles porque dependen de factores como el clima y eso aumenta la dificultad”, explicó Farné.

Los resultados de la OIT no desmienten esa afirmación, pues el director de la entidad para los Países Andinos, Philippe Vanhuynegem, dijo que los ingresos y la remuneración de los campesinos representan 62% de lo que reciben en promedio las personas en los sectores urbanos.

Para los analistas, lo más grave es que la situación puede empeorar. De llegar a una reforma agraria tras una posible validación del acuerdo de paz con la guerrilla de las FARC, otras zonas a las que el Gobierno nunca ha podido acceder regresarían a hacer parte del territorio nacional, ampliando de esta manera el campo de acción laboral, aunque esto no signifique que el Estado y las empresas pueda generar más empleos de calidad.

El dilema latinoamericano

Este no es solo un problema colombiano. En la región el desarrollo del agro también ha sido lento y a esto se suman los tratados comerciales internacionales que exigen una mayor competitividad por parte de los países, con infraestructuras que, por ejemplo, son inexistentes en las naciones para poder acceder estas nuevas zonas.

“Es importante que estos acuerdos tengan gradualidad y periodos largos de apertura. Pero lo que es fundamental es  estar conscientes de que el mundo es cada vez más globalizado, entonces es fundamental la formación y el desarrollo en vías e industria para el aumento de la productividad”, le dijo a este medio el director regional de la OIT.

Esta evolución no ha sido tan notoria en los últimos 34 años. Según el estudio, la pobreza en las áreas rurales pasó de 29,8% a 23,8% en ese lapso, y aunque el resultado de disminución ha sido positivo para la Latinoamérica, aún es muy lento en comparación con las zonas urbanas.

Cabe resaltar que el estudio demuestra que “el incremento de las ocupaciones rurales no agrícolas es una de las razones por las que ha disminuido la pobreza rural”. Sin embargo, todavía hay mucha brecha por cerrar en este sentido, pues aún hay una mayoría de 58% de la población campesina en estas labores.

Por el otro lado, países como Bolivia han hecho un muy buen trabajo en proteger los derechos de los trabajadores del campo, pues allí 80,3% de los campesinos asalariados cuentan con contratos escritos que garantizan la estabilidad de sus condiciones actuales.

Salazar destacó el trabajo de estos países latinoamericanos que tienen tan buenos resultados y señaló que es posible seguir los ejemplos, aunque es importante entender que se deben adaptar a los contextos locales.

“Es importante desarrollar unas políticas clúster que mejoren la competitividad de las regiones. Hay un caso en particular que nos llama la atención y que se puede tomar como modelo y es el del País Vasco, que manejó muy bien este tipo de políticas”, expresó.

El directivo de la OIT resaltó que en América Latina hay buenos ejemplos de desarrollo rural, como es el caso de Perú, que incluso tiene modelos de producción muy eficientes en el desierto.

Desplazamiento a la ciudad es uno de los problemas

Según el informe de la OIT sobre el trabajo en las zonas rurales en América Latina, una dificultad que presenta el desarrollo del agro en la región es la gran disminución de la población en estas áreas, pues pasó de representar 58% en 1950 (94 millones de personas) a ser solo 20% en 2015 (123 millones de personas). En gran parte, este desplazamiento se debe a la baja presencia de oportunidades de desarrollo en el campo y podría aumentar para 2100, cuando prevén que 9% de la población esté alojada allí (65 millones de personas).

Fuente: La República

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

HTML Snippets Powered By : XYZScripts.com